DIGNIFICAR LA PROFESION DE AGRICULTOR.
Vivo en Alboraya, un pueblo de la zona norte de la ciudad de Valencia. Esta zona es, era más bien, conocida como la Huerta o la Vega de Valencia. Con el paso del tiempo la ciudad ha ido creciendo y se ha comido una gran parte de ella. A esto, se ha unido el progresivo abandono de la gente del campo. Hasta ahí todo normal. Cuando un país se desarrolla la gente pasa del sector primario, al secundario y luego al terciario. Esto pasa en Valencia, en España y en todas partes.
Lo que no es tan normal es que la profesión de agricultor, en general, esté tan mal vista. Parece una profesión antigua, degradada, tercermundista y para gente que no tiene cabida en otros sectores de producción. Lo mismo serviría para la ganadería (como no conozco la ganadería tan en profundidad no me atrevo a hablar de ella).
Por lo que sé, la agricultura, es una profesión difícil. En muchas profesiones la metodología para alcanzar un resultado es siempre la misma, por ejemplo, un notario para dar fe de una compraventa sigue un procedimiento establecido que acaba con la firma y sabe que su trabajo está bien hecho, o un arquitecto que siguiendo unas normativas hace unos planos y sabe que su trabajo está hecho. Es decir, para llegar a un resultado siempre sigues el mismo procedimiento y funciona. Sin embargo, el agricultor para llegar al resultado sigue el mismo procedimiento y el resultado difícilmente será el mismo, como mucho parecido. Su dependencia de la climatología, de las plagas, y de otros aspectos inherentes a la tierra, conlleva a que no pueda hacer dos cosechas iguales.
A las dificultades naturales de la profesión, se añade la INJUSTICIA de que la gente que nos da de comer -agricultores-, estén mal vistos por la sociedad en general. Esta visión está llevando a un nivel de desafección tal hacia la profesión que está provocando que la gente joven no quiera acudir al campo.
Un agricultor nos da de comer, lo cual significa que inconscientemente lo necesitamos todos los días de nuestra vida. Probablemente sea de las escasas profesiones en las que se da esta circunstancia. Podemos pensar que un médico te salva la vida, de acuerdo, pero si no hay comida, el médico no te podrá salvar la vida, entre otras cosas porque él habrá muerto de hambre. El sector primario, como su nombre indica está primero, luego vienen el secundario y el terciario, es decir, sin el primero no existirían los demás. El trato y la valoración actuales al sector primario bien merecen una importante reflexión.
El problema principal reside en que es una profesión que está abandonada por la sociedad en general. Desde ningún poder público o sector de influencia se muestra una preocupación real por el agricultor. Alguna vez, cuando salen en manifestación con tractores o regalan naranjas, porque no las pueden vender, nos acordamos de que existen los agricultores, pero de ahí no pasa la preocupación.
Unas personas que necesitamos todos los días deberían estar reconocidas por la sociedad, se debería admirar su valor y su lucha por sacar la cosecha adelante, esa cosecha que es la comida de todos. Es fundamental DIGNIFICAR la profesión y entre todos deberíamos apoyar y admirar al agricultor. El primer paso para que la gente vuelva al campo es reconocer su valía y sentirnos orgullosos de ellos.
Totalmente de acuerdo con toda la reflexión realizada compañero, tristemente es asi.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias. Volveremos sobre el tema en algún otro momento.
EliminarEstoy de acuerdo
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