UN TIPO NORMAL

Estas palabras van dedicadas a un tipo de los conocidos como normal y corriente, del cual me siento muy orgulloso de ser su amigo y de que como tal me trate. De ideas claras, definidas, con el que puedes estar horas hablando sin que se repita. Estar con él siempre supone aprender algo interesante. Es una caja de sorpresas positivas. 

De vez en cuando, quedamos a cenar -típica excusa para disfrutar de buena compañía-. Cenas de charlas largas y distendidas, en las que compartimos anécdotas, preocupaciones, alegrías, un poquito de todo. La única pega de estas cenas es que el tiempo pasa volando, los minutos se convierten en segundos, y los segundos en momentos inolvidables que te regala un amigo.

Persona de reacciones rápidas y comedidas. Dispone de una amplia cultura tanto específica de su sector como desde un punto de vista general. Cuando habla de algún tema sus argumentos son firmes, y sobre todo, muy lógicos y llenos de sentido común. Ese sentido que trata de aplicar en su día a día. Tiene el título de Doctor-Ingeniero, si bien es cierto, que muy poca gente lo sabe, seguramente porque él no alardea de tal título. 

Recuerdo una reunión que tuvimos hace años -fue un favor que le pedí-, en la que estábamos nosotros dos, un empresario, y dos personas más que habían realizado unos estudios sobre el tema que nos interesaba. El empresario estaba estudiando la posibilidad de ampliar su empresa en un nuevo proyecto. Los dos especialistas, que habían hecho su tesis doctoral relacionada sobre ese asunto, nos facilitaron mucha información al respecto.

Por la tarde, ya en su despacho, le pedimos su visión general de los datos que nos habían facilitado. Lo hizo a través de una exposición escueta en cuanto a tiempo, si bien, muy estructurada e intensa en cuanto a contenido, razonando sus puntos de vista y llegando a la conclusión de la inviabilidad del proyecto. Él tenía muy claro que no podía funcionar. Nosotros le dimos alguna vuelta más, sobre todo, el empresario y al final llegamos a la misma conclusión.

Después de su exposición aprendí lo que ya sabía y demasiadas veces no aplicaba. Dos cosas muy obvias. La primera, el tiempo que perdemos en reuniones por no ceñirnos a un guion concreto (muchas suelen acabar en charlas que no llevan a ninguna parte). Y la segunda, extraer conclusiones claras y breves sobre algo en particular. Desde aquel día intento que las reuniones sean cortas y con contenido. Y también, extraer los datos importantes.

Demostró ser una persona dotada de gran capacidad intelectual. A pesar de ello, sabiamente, bajó a nuestro nivel para que lo pudiéramos entender sin confusión. Sus palabras resumieron la información y los tecnicismos a un lenguaje coloquial, de forma espontánea y natural. Aquel día demostró que su gran virtud es ser un tipo normal. 

Comentarios

  1. Gracias a todos los tipos normales y a aquellos que saben reconocer sus virtudes!! GRACIAS

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  2. Querido amigo, qué sería de la vida sin personas normales que conviertan los momentos cotidianos en dulces que paladear. Ya lo decía Unamuno al hablar de que la historia no se mueve por los grandes acontecimientos ni las fechas memorables, sino por lo que él bautizó como intrahistoria, es decir, el día a día de todos aquellos que hacen que el mundo funcione, con tipos normales como tu amigo. Creo yo también conocerlo un tanto y solo podría añadirte que es un GRAN tipo normal, de los que, sin duda, dejarán su huella en la intrahistoria. Para ti y para él, dejo dedicados estos versos que cierran la canción DECIR AMIGO, de Joan Manuel Serrat: "Dios y mi canto saben aquel a quien nombro tanto".

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    1. Sin duda compartimos el placer de conocerlo y por ello debemos estar agradecidos y disfrutarlo. Cuando alguien hace de la normalidad una virtud ya los adjetivos se vuelven escasos para definirlo.

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