Y ENTONCES ... LLEGO ÉL

No es el mejor, no es el más sabio, no es el más inteligente; pero apenas tiene del no y, por el contrario, mucho de todo lo demás. Como si de una novela se tratara, al fin y al cabo el proyecto desarrollado, como muchas cosas en la vida, dan para escribir una auténtica novela (creo que ésta hubiera sido muy buena). ÉL vino para un proyecto de unos meses que se alargó más de lo previsto. Demostró ser un gran profesional y persona. Las circunstancias no eran nada fáciles, su intensidad y disciplina han sido de gran ayuda para acabar el trabajo.

ÉL, es una de estas personas que, sin buscarlas, aparecen en tu vida. De repente, la relación profesional, sin saber por qué, se vuelve muy fluida y supera las expectativas iniciales. Llegas a considerarlo como alguien que conoces de toda la vida. Por alguna razón te marca con su impronta y te sientes agradecido que te pasen cosas así. Supongo que así es como empieza la amistad. 

Al principio tenía mis recelos, había que prepararse por si había que remar. Después de unos primeros contactos, todo se relajó, cada vez las cartas eran más parecidas. Hoy puedo afirmar que jugamos aquella etapa con la misma baraja. El haber logrado consensuar criterios desde el inicio y tener una comunicación rápida y eficaz ha sido decisiva para acabar, digamos, dadas las circunstancias, con la mayor dignidad posible.

El trabajo requería formación específica. Y ÉL la tiene. Su humildad, dedicación y entrega han facilitado la eficaz conclusión de la tarea encomendada. Ha demostrado ser buen compañero y preocupado por el bien del equipo. Sus compañeros tenemos la obligación de reconocer su valía. A nivel profesional no existe ninguna duda. Y, lo más importante, a nivel humano con su preocupación y compromiso hacia al equipo ha sido la sorpresa más agradable.

No puedo olvidar unas palabras de agradecimiento a Don José, que por el tiempo ha demostrado ser una de esas personas que sin hacer ruido merecen un respeto y reconocimiento expreso. A pesar de su "invisibilidad", siempre ha estado presente, muy cerca y accesible para todo lo que lo hemos necesitado. Como un diligente tutor, sus consejos e incondicional apoyo nos han acompañado en este corto e intenso viaje. 

Cuando la situación estaba ya desbordada, la solución se antojaba complicada, hacía falta profesionalidad y humanidad para tratar de reconducirlo lo mejor posible. Y entonces llegó ÉL, aportando ambas cosas, decidido a colaborar y acabar cuanto antes. Así ha sido. Momentos difíciles, que creo los hemos logrado llevar de manera inteligente y relajada, a pesar de la tensión ambiental. A ÉL sólo puedo decirle: GRACIAS. 

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