FALLAS: CREMÀ DE NINOTS

Domingo, 14 de marzo de 2021.Sobre las 12,30 de la mañana, mi mujer y yo, junto con otra pareja de amigos, nos adentramos paseando desde las afueras hacia el centro de la ciudad. Vamos avanzando por la Avenida Alfahuir, calle Almazora hasta la antigua estación de Pont de Fusta. Hasta aquí, a pesar de la tranquilidad del entorno, todo más o menos normal. 

Llegados a este punto surge el comentario de la ausencia de las Fallas: "Ya ves, la ciudad parece muerta". Y así es. Nada que haga pensar que son fiestas falleras. Sin rastro de música, casals, petardos, fallas, falleros. Nos viene un momento de melancolía, de realismo, de la crudeza de la pandemia para toda esa gente que vive y disfruta de estas fiestas. 

Atravesamos el viejo cauce del río Turia por El Puente de Serranos. Avanzamos hacia las Torres de Serranos, nos paramos, las vemos detenidamente como han perdurado al paso del tiempo. Llega a nuestra memoria la expresión "La Luna de Valencia", nuestra compañera comenta que proviene de cuando la gente llegaba tarde a la ciudad y tenía que pasar la noche fuera de ella porque las puertas ya estaban cerradas.

Continuamos por la calle Caballeros, en busca de Bolsería para salir al Mercado Central. Extrañamos cada paso, no alcanzamos a entender por estas fechas el centro de la ciudad sin sus Fiestas. Llegamos sobre las 14,00 horas a la Plaza del Ayuntamiento, donde visitamos el monumento simbólico motivado por la pandemia en honor a las Fallas. Luego buscamos un lugar para comer.

Ya sentados, pedimos unas cervezas y unos entrantes. Con charla distendida, echando de menos el olor a pólvora, vamos avanzando en la comida. A nuestro lado, dos mesas reservadas, llegan 8 personas de mediana edad, y las ocupan. Alborozan más de lo habitual. Sin llegar a juntar las mesas, las acercan desde su posición inicial hasta casi tocarse. Detectamos en ellos una actitud chulesca. Particularmente en un señor y una señora que hablan continuamente, adulando a los que parecen otra pareja. Todo ello con tono de voz demasiado elevada. A pesar de que les llaman la atención siguen en la misma actitud.

Nosotros seguimos inmersos en la comida. Entablamos una conversación intermitente con una mesa de dos parejas mayores que están a mi izquierda. Hacemos algún comentario discreto sobre las dos mesas en cuestión. Cuando los señores mayores acaban de comer se despiden de nosotros. Una de las señoras nos deja, en referencia a las dos mesas, una frase acertada y para el recuerdo. Nos dice: "hace años descubrí, que desgraciadamente, todos los "ninots" no se queman en fallas

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