UNA MUJER ADMIRABLE.

Doña Carmen es una  mujer de 90 años. Su vida da para escribir una historia REAL que no ha sido un camino de rosas. Apenas sabe leer ni escribir, afirma que: "no tuve tiempo de ir al colegio". A pesar de ello su cálculo mental es raudo y eficaz. Su conversación serena y amena. Sus palabras están dotadas de mucho sentido. Y, todo ello, siempre acompañado de una sonrisa, a veces alegre, a veces melancólica, riéndose del mundo y de la vida.

Nació allá por el 1931. Recuerda determinados episodios de la Guerra Civil Española. Sirenas, muertes, desapariciones. No le gusta hablar de la Guerra. Si alguna vez cuenta algo, lo hace con pena, sin lograr entender aquella lucha entre gentes de un mismo país. Sobrevivió a esa etapa de su vida y pasó, como siempre ha hecho, al siguiente capítulo.

Luego llegó la postguerra. Curiosamente de su boca no salen las palabras "años duros y difíciles" que es como se suele hablar de aquel tiempo. Habla de alimento escaso, de racionamiento, del cupo estatal. Afirma que no llegó a pasar hambre pero sí comer patatas durante varios días seguidos. Entonces se detiene en el habla y dice: "gracias que teníamos las patatas". 

Se casó con Vicente. Enviudó en 1971. Tuvieron 3 hijos. Supongo que aquellos años no serían nada fáciles. Sola y con escasos recursos tuvo que atender la vejez de sus padres, y sacar adelante sus tres hijos. Según Doña Carmen las comodidades y abundancia de la vida nos han vuelto egoístas y faltos de humanidad. Y entonces, recuerda con añoranza, la ayuda que le prestaron sus vecinos con muchos menos medios cuando sus hijos eran pequeños. 

No se queja de su vida, la asume como le ha venido, se muestra agradecida por todo lo que tiene. Orgullosa de sí misma, de sus hijos y nietos de los que opina: "están demasiado consentidos, no valoran nada". Sabe que está de paso. No hace mucho me comentaba: "todo lo que empieza tiene un final" refiriéndose a la vida que le pueda quedar. Está preparada para cuando le llegue la muerte, simplemente la acepta como algo natural, inherente a la vida.

Cuando la veo, veo en ella una mujer admirable. Me pregunto ¿ qué es un ídolo o un héroe ? Ella es la respuesta correcta a esta pregunta. Es una verdadera heroína, un espejo en el que mirarse. Tenemos mucha grandeza delante y no la solemos ver. Grandes mujeres y personas pasan por nuestro lado sin llegarles a reconocer su verdadero valor. 

Comentarios

  1. tú sí que eres grande, Ximo !!!!!!!!!!!! Grande no, grandííííí´simo

    Un abrazote de tu amigo,


    Luis Marzo

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