ETICA

La vida actual se está impregnando de unas costumbres en las que no se admira el esfuerzo ni el espíritu de lucha para enfrentarse al devenir diario. La parte dirigente de la sociedad, a la que podíamos llamar Sistema (que aglutinaría política, economía y cultura), amparados por el sensacionalismo de unos medios sabiamente adiestrados, transmite una moral basada en que todo es fácil, en el enriquecimiento rápido, en que se piense más en el tener (que es muy lícito) vaciando el contenido del SER como individuo. 

Los que cuestionan esta "moral social" se asemejan, más bien, a una especie prehistórica. Pocas voces se alzan contra estos nuevos valores, tal vez porque hemos sido absorbidos y perdido los argumentos para defendernos de ellos. Cualquier voz que se levanta en contra es tratada como inculta y retrógrada por el Sistema. Me viene a la memoria las palabras de un poema del cantautor francés George Brassens: "en el mundo no hay pues mayor pecado que el de no seguir al abanderado". Quizás haya llegado el momento de cuestionar las banderas morales actuales.

Esta nueva moral está insertada en los medios, particularmente en programas televisivos tipo reality show, aparentemente diseñados para jóvenes pero que son seguidos por espectadores de todas las edades. En ellos se presentan unos personajes en situaciones totalmente insustanciales en las que prima el enfrentamiento. Estos programas se complementan con debates posteriores vacíos de contenido, alentados por tertulianos y presentadores, muy bien pagados, que aprovechan las ineptitudes y carencias de los protagonistas y su entorno para garantizar el show. La mayoría de estos actores cuando pase su momento, que no suele ser muy largo, tal vez acaben arruinados y, lo que es peor, destruyendo su vida.

La falta de valores firmes está conquistando los ámbitos de la vida actual encontrándonos con dos tipos de actores. Unos logran mantener un equilibrio entre derechos y obligaciones, que son los que se esfuerzan para llevar a cabo con diligencia y dignidad sus tareas; y otros aglutinadores de todos los derechos olvidando frecuentemente sus obligaciones, que vendrían representados por individuos egocéntricos que alardean de sus valías aprovechándose del primer grupo. Este segundo tipo, desgraciadamente viene en alza y es el que está imponiendo sus "valores". 

Fundamental es, que cada individuo luche por adquirir unos conocimientos que le permitan formarse una opinión propia basada en el realismo para hacer frente a la moral estandarizada por el Sistema. En este tiempo, parece que vivamos en una especie de aborregamiento, anestesiados por un efecto placebo cultural-social dirigido egoístamente por unos valores marcados por el engaño y el abuso sobre los demás.

Deberíamos presionar para que se planteara una ética educativa y social que fomentara costumbres como la disciplina, el esfuerzo o la constancia. Que enseñara a ver la vida y el mundo de forma real, tal como es, con su virtudes y sus defectos. Enseñar una ÉTICA basada en la dignidad, el respeto, en los derechos y obligaciones para que las personas se formen con integridad es una tarea pendiente por parte de todos.

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