MARIA: LA VERDAD POR DELANTE
Llevaba varios años sin ver a María, una antigua compañera de trabajo. Hace poco coincidimos en una celebración de amigos lo que para ambos fue motivo de alegría. Inicialmente, nos saludamos, nada fuera de lo común, las típicas palabras de cortesía ... Cuánto tiempo !!! ¿Cómo estás? ¿Qué tal va todo? Terminando la breve conversación con comentarios del humor un tanto peculiar que solíamos compartir.
María es una señora de mediana edad con su punto de agradable "locura" del que es fácil descubrir su sensatez y solidez moral. De carácter firme e ideas definidas. Como se suele decir amiga de sus amigos, sabe que amigos hay los que hay, conocidos muchos más. Esto de los conocidos es así y así será. Lo acepta sin más, tratando de equivocarse lo menos posible al elegirlos. Sus amistades le suponen un punto de apoyo muy importante en su día a día.
Su otro gran soporte vital es la familia. Aunque evita muy bien aparentarlo, su preocupación por ella es absoluta. Se vuelca por sacarla adelante y mantenerla unida. No es de hablar de su vida privada. Cuando confía en la persona que tiene delante, suelta algún comentario al respecto que delata su punto de vista por la familia.
María es experta en practicar la elegancia social del saber estar según los momentos y lugares. Acostumbra a recibir algunas invitaciones, las acepta como le vienen, aunque a veces no le gusten demasiado. Para ella supone una pérdida de tiempo el tratar de imponer su criterio. No entra en discusiones absurdas que la lleven a ninguna parte. Si aflora alguna no se suele implicar, prefiere ceder, cerrar los ojos y buscar un nuevo horizonte.
Cede hasta que llega a un límite que sobrepasa determinados principios que tiene establecidos. Entonces es cuando aparece, la que para mí, es su mayor virtud, decir la VERDAD a la persona que tiene delante. Cuando lo hace es una verdad irrefutable, que todos la tenemos como cierta y, muchos no somos capaces de decirla. Admiro ese gesto de valentía, aunque se que alguna vez la ha acarreado enemistades.
Ese día, por el desafortunado comportamiento y exceso verbal de una persona, María le respondió con la contundencia que suele aplicar en contadas ocasiones -diciendo la verdad- e incomodó sobremanera a su interlocutora. Esas palabras me han venido varias veces al pensamiento. Si algo me ha enseñado María es a desconfiar de las personas a las que continuamente deberíamos decirles la verdad. Mi más sincero respeto a María: la verdad por delante.
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