VOLVER A EMPEZAR
Las palabras del título están interiorizadas en nuestro subconsciente. Por una parte, al haberlas oído muchas veces. Y por otra, a todos nos ha pasado que por algún cambio inesperado hemos dicho o pensado: "ahora que lo tenía todo controlado, volver a empezar". A los de cierta edad, es posible que nos venga a la memoria la película de José Luis Garci, así titulada, que recibió el Oscar a la Mejor Película Extranjera.
El volver a empezar es algo continuo en nuestra vida. Durante la infancia y adolescencia son varias las veces que volvemos a empezar desde que iniciamos los estudios hasta que acabamos los que son obligatorios. Luego cada uno elige, o bien, formación profesional o bachillerato para continuar en la universidad o entrar en el mercado laboral. Esto hace que estemos continuamente cambiando de compañeros y centros de estudio.
En el ámbito laboral, aquello de "un trabajo para toda la vida" cada vez se lleva menos, pues son muy comunes las absorciones de empresas, reestructuraciones y despidos, por lo cual tenemos que estar preparados para enfrentarnos a tales circunstancias. Debemos aprender a convivir con estos movimientos que se producirán varias veces a lo largo de nuestra vida.
Otro aspecto que afecta es la continua transformación de nuestro devenir diario. Todo se mueve a gran velocidad y lo que ayer era nuevo hoy ya es viejo. Hay que estar continuamente adaptándose a los cambios que se suceden a una velocidad pasmosa, lo cual es complicado, suponiendo un continuo esfuerzo que inconscientemente vamos acumulando en nuestra mochila.
A nivel personal, somos muy dados a plantearnos nuevos proyectos o metas. Los momentos escogidos suelen ser al cambiar de año o durante las vacaciones. Estos planteamientos tienen en común que, aún siendo buenas las intenciones, rara vez lo que pensamos hacer lo llevamos a cabo.
Lo más importante es estar preparado para volver a empezar. En la vida, continuamente se acaban unas etapas y empiezan otras. El volver a empezar siempre es algo nuevo. Y todo lo nuevo, a la vez que da miedo también se convierte en un reto. Enfrentarse y superarlo es lo más gratificante a lo que una persona se puede enfrentar. Cada vez que lo conseguimos logramos pequeñas victorias a nivel emocional que elevan la autoestima y nos hacen crecer como personas, animándonos a buscar nuevos desafíos.
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